La irrupción de la inteligencia artificial generativa (IAg), catalizada por sistemas como ChatGPT, no representa la simple adición de una herramienta al repertorio docente, sino un punto de inflexión que redefine el paradigma educativo. Durante décadas, la tecnología en las aulas operó como un "archipiélago": un conjunto de aplicaciones aisladas que fragmentaban la experiencia de aprendizaje, obligando a invertir tiempo en dominar interfaces en lugar de profundizar en el conocimiento. La IA rompe radicalmente con este modelo al ofrecer un "ecosistema" integrado que, gracias a su memoria contextual, capacidad multimodal y evolución adaptativa, crea por primera vez un flujo de aprendizaje coherente, continuo y personalizado.
Sin embargo, la pote
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