La equidad de datos es un concepto que enfatiza la importancia de considerar cuestiones de poder, sesgo y discriminación en la recopilación, el análisis y la interpretación de datos. Implica garantizar que los datos se recopilen, analicen y utilicen de manera justa, inclusiva y equitativa para todas las partes interesadas, en particular aquellas que históricamente han sido marginadas o excluidas. Aunque no hay un consenso sobre su definición, la equidad de datos tiene como objetivo abordar las desigualdades sistémicas y los desequilibrios de poder mediante la promoción de la transparencia, la rendición de cuentas y la propiedad comunitaria de los datos. También implica reconocer y corregir los legados de discriminación a través de datos y garantizar que los datos se utilicen para apoyar el bienestar y el empoderamiento de todos los individuos y comunidades. Por todo ello, la equidad de datos es un principio clave en la gobernanza de datos, relacionado con los impactos en individuos, grupos y ecosistemas
La equidad de datos es crucial en la evaluación de políticas públicas, asegurando que la recopilación y análisis de datos reflejen todas las voces, especialmente las de comunidades marginadas. Esto fomenta decisiones informadas y justas, corrigiendo desigualdades y promoviendo evidencia inclusiva para políticas más efectivas y equitativas.