La aplicación de Dani Andreu estaba dirigida a su hijo, con autismo severo; su éxito ha permitido crear una asociación y extender su uso. En solo tres meses, la aplicación rompió la angustia que el hijo tenía para pedir las cosas: “ahora ya ni la utiliza por su nivel de autonomía”
Ahora la aplicación se está utilizando no solo con niños con autismo sino con cualquier persona con problemas en el habla, por haber sufrido, por ejemplo, un ictus. De hecho, no solo se utiliza con niños, sino también con adultos.