El autor rememora el proceso de la firma de la paz en El Salvador. Repite, como un mantra, la frase de Octavio Paz: “La política no es una religión y por tanto no puede salvar a los hombres. La política tampoco es una filosofía y por tanto no puede dar sabiduría a los hombres. La política es el arte de convivir y no de cambiar al hombre”. O sea...
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