El desarrollo acelerado de la sociedad de la información está suponiendo retos, impensables hace unos años, para la educación y el aprendizaje. Tal vez lo más relevante sea que nos encontramos con una nueva generación de aprendices que no ha tenido que acceder a las nuevas tecnologías, sino que han nacido con ellas y que se enfrentan al conocimiento desde postulados diferentes a los del pasado.
Ello supone un desafío enorme para los profesores, para las escuelas y para los responsables de las políticas públicas relacionadas con la innovación, la tecnología, la ciencia y la educación