'La indignación vigilante', por Jorge Galindo | Columna El País
"Podríamos empezar por no pensar tanto en los políticos, sino en nuestro deber (y poder) como vigilantes"
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"Podríamos empezar por no pensar tanto en los políticos, sino en nuestro deber (y poder) como vigilantes"
Es sábado y las encuestas están prohibidas. Hoy, como ayer, como toda esta semana, y como mañana hasta que cierren los colegios electorales, es ilegal difundir sondeos. Si escribiésemos aquí los resultados de un sondeo estaríamos violando la ley. Pero los partidos, las empresas y los proverbiales mercados sí pueden conocer esos resultados. Porque no es ilegal pagar y hacer encuestas, solo es ilegal difundirlas.
Este embargo no tiene justificación, pero algunos lo justifican. Cabe pensar que quienes lo hacen sueñan con un mundo sin encuestas. Un mundo de votantes puros. Porque, suelen decir, las encuestas son perjudiciales: nos influyen, y hasta nos teledirigen. En un mundo sin sondeos la reflexión política sería transparente, virtuosa. En definitiva, mejor. ¿O no?