Si no estás en las redes sociales o publicas en algún blog de esos de supuesto reconocido prestigio educativo se supone que no existes. Hay cientos de miles de docentes en las aulas de los que se desconoce lo que hacen. Miles de docentes que hacen cosas maravillosas con los chavales (algunas, por cierto, bastante más interesantes que aquellas que se difunden mediáticamente como exitosas experiencias educativas). Miles de profesionales que se dejan la piel en su día a día. Miles de compañeras y compañeros que lo están haciendo realmente bien.