Desde hace unos años venimos oyendo la expresión Internet of Things (IoT) o Internet de las Cosas en español. Al principio fue algo etéreo, prácticamente exótico y tan extraño e irreal para nosotros como los coches voladores o las máquinas del tiempo.
Pero el Internet de las Cosas es algo cada vez más cercano. Un ejemplo son los vehículos inteligentes, conectados a servidores que nos dicen qué ruta seguir, dónde está si nos lo roban, si sus mecanismos están en buen estado o debemos llevarlo a reparar…