Tenemos un grave problema competitivo, tanto de país como de empresas. Sólo se nos ocurre revisar las cifra de gasto y no de ingresos, esta ecuación ha marcado siempre nuestro devenir un tanto de cobardes y acomplejados, si se me permite decirlo así. Los países competitivos saben cómo hacer crecer el PIB y no recortar gastos necesarios como medida de adecuación.