Los seres humanos llevan siglos, a una y otra orilla del canal de la Mancha, discutiendo si debemos medir en yardas o en metros, si nos tenemos que pesar en kilogramos o en libras, o si tenemos que beber la cerveza en pintas o en cañas. Parecía que el Sistema Internacional de Unidades era la solución a este tipo de conflictos, pero en este sistema por desgracia no tienen cabida otro tipo de medidas, las unidades de medida humorísticas. No es que tengan demasiada utilidad práctica, pero sí que sirven para alegrarnos la existencia y para permitirnos medir cosas que antes creíamos inmensurables. Como nos gustaría que empezarais a manejarlas en vuestro día a día, aquí os explicamos en qué consisten y os ponemos ejemplos de cómo utilizarlas.
Via Gumersindo Fernández