Descubierto en 1854 por Julius Pelegrin, el estaño se conoce desde la antigüedad y ya se mencionaba en el Antiguo Testamento. Pero durante muchos siglos, los mayores yacimientos de estaño estaba en el fin del mundo.
No literalmente, por supuesto, pero sí metafóricamente. Y es que en Land´s End, en Cornualles, Inglaterra, es donde se encontraban las minas de estaño más puro de la época (unas minas que no cerraron hasta hace pocos años, y que hoy en día constituye una estupenda forma de hacer turismo por la zona, además de poder visitar lugares asociados con las leyendas artúricas… u orinar en el primer y último baño del mundo).