¿A quién no ha fascinado alguna vez la particular forma de resolver casos de Sherlock Holmes, el famoso personaje de Arthur Conan Doyle? Ejemplo de inteligencia, intuición, erudición, deducción lógica y atención al detalle, el detective novelesco despierta tanta admiración que cuesta creer que alguna persona en el mundo real pueda llegar a parecérsele de algún modo.
En efecto, la creación de Conan Doyle es tan perfecta que no podemos dejar de sentir cierta envidia de sus capacidades intelectuales. Porque, sólo un personaje de ficción puede ser tan bueno, ¿verdad?
La psicóloga Maria Konnikova no lo tiene tan claro. De hecho, su libro está escrito precisamente para rebatir dicha teoría. Las habilidades mentales de Sherlock Holmes no son tan extraterrenales, y pueden ser cultivadas, si ya no para dedicarnos a resolver complicados casos, sí al menos para ser capaces de pensar más claramente, ser más creativos, y mejorar nuestra agilidad mental.