En Castilla y León hay afición a las carreras de galgos. Las grandes llanuras cerealistas son el escenario ideal para apreciar la velocidad y agilidad de estos animales que hemos usado para cazar desde hace siglos. Es hermoso ver a los preciosos perros saltar al ver una liebre y correr detrás de ella, que a su vez les desespera con su velocidad y sus quiebros. Hoy pienso que la mejor caza se hace con una cámara fotográfica pero la persecución de un animal por otro es una batalla natural, la eterna lucha entre predador y presa, sin más armas que la inteligencia y los músculos.