La Usina del Arte fue el epicentro de una jornada de excelencia, con grandes artistas, que enaltecieron al género.
La mejor (o la única) manera de amortizar la gran inversión que se realizó para el reciclado de la Usina del Arte es con música. Así como los fanáticos del cine tienen con el Bafici una sobredosis anual de producciones independientes de todo el mundo, los amantes de la música cuentan ahora con la posibilidad de empacharse de tango en los cuatro espacios que funcionan en la Usina: clases de baile y milonga en el hall principal, conciertos en el Auditorio y en la Sala de cámara y otras actividades en el Microcine. Anteayer fue uno de esos días para empacharse. Pero no para empalagarse, porque todo (o casi todo) lo que ofrecía el menú tuvo un refinado toque gourmet.