Dos micrófonos submarinos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) estadounidense, distantes más de 4800 kilómetros, captaron en el verano de 1997 en el Pacífico Sur.
Era muy potente y de ultrabaja frecuencia, se registró varias veces y fue bautizado como El Bloop. Los científicos eran incapaces de identificar su fuente, no creían que se debiera ni a un proceso geológico ni a un artefacto humano, y con el tiempo algunos empezaron a especular con grandes monstruos marinos, gigantescos calamares, enormes pulpos, ballenas más grandes que la azul. Hasta ahora.