Anticiencia (III): La ruta postmodernista | Experientia docet | Cuaderno de Cultura Científica | Ciencia-Física | Scoop.it
Tras la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial, la descolonización y creación de nuevos estados en las décadas posteriores y la evolución ideológica en la Unión Soviética, podría pensarse que el pensamiento científico moderno tendría la oportunidad de implantarse mayoritariamente en el mundo. Fue una esperanza breve. Los temas entrelazados del re-encantamiento de la naturaleza y la re-contextualización de la ciencia (véase La unidad perdida) volvieron con fuerza.

En esta ocasión, sin embargo, estas ideas no tenían el apoyo de estados totalitarios (véase Nazismo y comunismo), si bien algunos de los nuevos estados postcoloniales harían un uso oportunista de ellas, sino de nuevos movimientos sociales que hacían gala de ideales que eran interpretaciones de otros habitualmente asociados a la izquierda política: anticolonialismo, anticapitalismo, feminismo, protección de los derechos culturales de la minorías y protección del medio ambiente, por nombrar solo los principales.

Como los pesimistas culturales alemanes de finales del XIX, los críticos postmodernos tienden a culpar a la propia naturaleza de la ciencia (especialmente sus aspiraciones de universalidad, ausencia de valores predeterminadores y “reduccionismo”) del colonialismo, el patriarcado, el racismo, y la racionalidad instrumental del capitalismo.