En un reciente estudio publicado por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) se cataloga al glifosato como un compuesto clase 2A “posible carcinogénico para los humanos. Sin embargo la comunidad científica no se ha hecho esperar con escepticismo sobre el informe. Hay que poner las noticias en contexto.

Difundir temas de relevancia es complicado. Cuando un reportero desarrolla o escribe un artículo hace una serie de decisiones intencionales y no intencionales sobre qué información debe de comunicarse a los lectores. En una sociedad donde la mayoría de las personas no les gusta leer historias largas, ser breve es indispensable; pero muchas veces se crean noticias sensacionalistas, que lejos de buscar informar al público, optan por ignorancia selectiva, en la que dan más peso a determinados resultados o situaciones en lugar de explicar el todo de la situación. El día 20 de marzo una agencia semi-independiente de las Naciones Unidas anteriormente mencionada, la “Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer” (IARC), clasificó a algunos pesticidas como el glifosato y el malatión en el grupo de “posibles cancerígenos”.  La bomba no se hizo esperar, en cuestión de horas la red se inundó de titulares diciendo que “los pesticidas más usados a nivel global  pueden causar cáncer” o más aún, artículos que sólo se enfocaron en atacar al glifosato (herbicida comercializado por Monsanto con el nombre de Roundup) en los que al parecer festejan que después de 20 años de especulaciones, por fin “podían confirmar sus mayores temores”.