"Démoslo por hecho, somos cosmopolitas a nuestro pesar: hablamos una lengua del mundo, seguimos una religión universal, muchas de nuestras instituciones son el calco de instituciones foráneas, nuestro vocabulario político nació en otras partes, etcétera, etcétera. Hasta las agendas de discusión de nuestros literatos han sido manufacturadas en el exterior". Imagen: Caín, por Siqueiros.