Your new post is loading...
Your new post is loading...
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propiaexperiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «Fuera de clase” (Textos de filosofía de guerrilla)» deMarina Garcés.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propiaexperiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «Narrar el Aprendizaje» de Juan José Vergara.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «La emoción de aprender» de César Bona.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «La escuela contra el mundo» de Gregorio Luri.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propiaexperiencia personal.
Hace unos días he terminado la lectura de "Más escuela y menos aula", de Mariano Fernández Enguita, @enguita en Twitter. El autor no necesita, a estas alturas, presentación pública: catedrático de sociología, desde hace unos años en la Complutense de Madrid, antes en la Universidad de Salamanca, con una larga serie de títulos publicados sobre educación, principalmente. Recordaré siempre el artículo "¿Es pública la escuela pública?", porque recogía inquietudes que yo mismo había sentido con respecto al ejercicio de mi profesión, la docencia, en el ámbito de lo público. Su visión, frecuentemente crítica con ciertas actitudes del profesorado (de parte del mismo, sobre todo), le ha dado fama de polémico, aunque siempre argumenta sólidamente a partir de investigaciones que cita o en las que participa.
Mi colega Carlos Rodríguez Estacio ha tenido a bien glosar Contra la nueva educación. Y lo ha hecho de forma muy generosa. Yo se lo agradezco y transcribo aquí su amable reseña.
De la mano de Sven Huber y Toni Montserrat descubrimos Boolino, una iniciativa que pretende fomentar la lectura entre los más pequeños a partir de la creación de una base de datos que contiene más de 40 mil títulos infantiles.
|
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propiaexperiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «Montessori Pedagógica. Paso a Paso. El cálculo y las matemáticas (2)» de Vanessa Toinet, Isabelle Patron y Sylvia Dorance.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propiaexperiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «La escuela que quiero» de Mar Romera.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal. Una de estas lecturas ha sido: «Martes con mi viejo profesor» de Mitch Albom.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y, también, me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Un libro verdaderamente apasionante en el que se dan sencillas lecciones de vida, una asignatura pendiente en muchas personas que ejercen como profesionales y que están carentes de esta ternura que nos muestra Mitch Albom con tanta delicadeza. Son conversaciones que dan para la reflexión y que no te dejan indiferente
Cuando leo un libro que me gusta, suelo hacer una reseña para que mi mente no lo olvide, para dejar constancia de aquello que me ha llamado la atención y también me sirve como ejercicio de estructuración de mi propio pensamiento, debo destacar aquello que me ha entusiasmado y relacionarlo con mi propia experiencia personal.
Tenía pendiente desde hace semanas esta entrada para reseñar el libro de Joan Vaello, "Cómo dar clase a los que no quieren" de la editorial Graó. Una editorial, por cierto, con títulos muy recomendables aquellos interesados en el aprendizaje, la tutoría o la orientación.
|