La educación del futuro tiene que enseñar a los niños, desde los niveles más básicos, a gestionar la información disponible en todo tipo de fuentes, a aprender a seleccionarla y cualificarla adecuadamente, a reconocer e ignorar la información editorializada o sesgada, a verificar y a comparar. Tenemos que dejar a nuestros hijos que busquen, que encuentren de todo, que se equivoquen, que pierdan miserablemente el tiempo con fuentes malas o manipuladas, y que aprendan a seleccionar las buenas, que como todo, es un proceso que se educa y que hay que practicar.