Hay algo fascinante en el primer día de clase. Si llegas muy al principio, puedes ver cómo los alumnos eligen el asiento que ocuparán el resto de la clase (y, muy a menudo, el resto del curso). Os prometo que es curiosísimo. Cuando daba clase en la Universidad, me resultaba apasionante porque se aprende mucho de las personas viendo cómo toman decisiones aparentemente intrascendentes.