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La función de la educación es preparar a los estudiantes para que sepan desenvolverse en el entorno que les rodea. Actualmente, ese entorno es no solo hiperabundante en información que precisa de criterios de selección y de sentido crítico, sino que, además, está rodeado de tecnología por todas partes, y proporciona muchísimas más posibilidades educativas que lo que el obsoleto libro de texto es capaz de ofrecer. Cuanto antes seamos capaces de poner fin al uso de esa herramienta del pasado, cuanto antes empecemos a exigir a los centros educativos que no recurran a metodologías completamente obsoletas para educar a nuestros hijos, mejor podremos plantearnos educar a las generaciones del futuro.
Si por "mejores" entendemos más bonitos, más atractivos, mejor redactados o más acordes al curriculo oficial, es dudoso que puedas competir con un material hecho por profesionales. He visto intentos muy loables de hacer un libro de texto alternativo y, la verdad, es una pena haber empleado tanto esfuerzo en replicar un modelo sin cuestionarlo. Entonces, ¿cuándo podemos pensar que hemos hecho algo mejor que lo que hacen las editoriales? Pues cuando hacemos lo que NO hace el libo de texto:
Para José Luis Pazos, presidente de CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), este gasto en los colegios de titularidad estatal debería ser gratuito, independientemente de si estamos hablando de libro físico o electrónico.
Esta semana me he vuelto a liar la manta a la cabeza. Ya es habitual que en mis clases no se siga ningún tipo de planificación previa y que, a lo largo del viaje hacia mi centro educativo, vaya pensando en alguna “cosilla” para hacer en el aula. Bueno, a lo largo del viaje y leyendo los medios de comunicación digitales una vez he aterrizado ya en él. No usar libro de texto (ni analógico ni digital) me permite ese gran libertinaje controlado: el poder trabajar al margen de programaciones de terceros (más del 90% de las programaciones que se entregan al inspector para que no se las lea están copiadas de las editoriales) y, especialmente, el no tener que ceñirme a acabar ningún tipo de material. Mucha libertad en el uso y, como no, en el abuso de ideas que poco tienen que ver con una estructura homogénea de enseñanza.
No hay manera. Intentar vender un producto bajo falsos supuestos es algo demasiado habitual cuando nos referimos al negocio educativo. Vender libros de texto digitales bajo falsas comparativas con el libro de texto tradicional no tiene precio. Menos aún cuando las supuestas ventajas no son tales.
Hace ya varios cursos que tomé la decisión de suprimir el libro de texto tradicional. Debo confesar que no fue una decisión fácil porque desde mi primer año como docente siempre lo había utilizado. Sin duda no fue una decisión tomada a la ligera. Fue una decisión personal y consensuada con los miembros de mi departamento que estuvieron de acuerdo con la propuesta. Pero tener la idea de suprimir un libro de texto es muy fácil. Lo difícil es llevarla a cabo.
Presentación realizada por mi para mi ponencia en el seminario de trabajo por proyectos que se lleva a cabo en el centro público San Isidoro de El Algar.
El debate sobre el uso de los libros de texto está, por suerte, muy de actualidad. Alumnos, familias o profesores nos planteamos con más frecuencia la idoneidad o necesidad de usar libros de texto. O, en su caso, si los libros deben ser reutilizados, si es necesario regular precios o si se deben facilitar mercados de segunda mano. Léase la fantástica iniciativa de Elena Alfaro (@ElnAlfaro) que ha conseguido que se debata en el Congreso la creación de un sistema gratuito de libros de texto.
En "“We Don’t Need No Stink’n Textbooks” (que traduciremos próximamente y cuya versión original podréis encontrar en la parte inferior de esta página) Tom Whitby argumenta, convincentemente, que los libros suponen un obstáculo al aprendizaje y son demasiado abundantes en las aulas...
El uso cada vez más frecuente de las tabletas, junto con la evolución de los libros digitales y el ahorro que suponen para las familias, amenaza el futuro del libro en papel.
Se me hace extraño escribir sobre un tema que me genera muchas dudas. Siempre me he planteado la necesidad que, el docente, con las potencialidades que ofrece la red para obtener y remezclar materiales libres (bajo diferentes licencias), sea capaz de gestionar los elementos que han de permitir el aprendizaje de sus alumnos. Todo lo anterior alejándose de un modelo caduco como es el de los “libros de texto” (en formato analógico o digital). A pesar de lo anterior, no puedo menos de hablar de una iniciativa, detrás de la cual se halla Elena Alfaro (@ElnAlfaro), para conseguir la reutilización de los libros de texto. Una iniciativa que hace tiempo que se está llevando a cabo para conseguir que el modelo de reutilización (el uso de los libros de texto por más de un curso escolar) se imponga en nuestro país mediante la consiguiente reforma legislativa.
Del libro de texto a la clase 2.0 De lo más sencillo a lo más complejo. Ideas y recursos para el aula
Via Ana Basterra
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Cada año, en junio, con el último claustro ordinario, en los colegios de primaria e institutos de secundaria se aprueban los libros de texto que los alumno
Cada año, en junio, con el último claustro ordinario, en los colegios de primaria e institutos de secundaria se aprueban los libros de texto que los alumnos tendrán que usar durante el curso siguiente. La información llega días después a los padres a través de un listado publicado en el tablón de anuncios del centro, la web oficial o un documento adjunto con las notas de sus hijos. Entonces se inicia la cuenta atrás para asimilar que en septiembre, de media y según la OCU, cada mochila de libros de texto cuesta a las familias unos 215 euros. Si son en formato digital, el precio se puede quedar en la mitad.
El libro de texto como símbolo de un sistema educativo obsoleto. ¿Es sostenible su negocio? ¿Por qué es tan caro? Y ante todo, ¿qué alternati...
El libro de texto es un error. Un vestigio de una forma de aprender que funcionaba cuando el conocimiento era un bien escaso, que era preciso encapsular en algo físico para poder acceder a él. El libro representaba “lo que había que saber” de un tema, el camino por el que el profesor debía guiarte, o en muchos casos, los textos que tenías que memorizar para luego poder copiarlas en un examen, en el que te evaluaban por tu capacidad de retener datos en la memoria.
Hay ocasiones en que no me queda muy claro el argumentario para defender determinados discursos. No puedo llegar a entender que compañeros de profesión sean capaces de perpetrar un desaguisado en forma de texto como el que expone en su alegato Joan Marc Ramos Sabaté, profesor de un instituto en Premià de Mar (Barcelona), que se publica en el foro de la editorial Graó (enlace). Un alegato tan lamentable que merece ser comentado en profundidad y dar la respuesta a este “compañero de profesión”.
Con la moviola que está suponiendo la “necesidad” de cambiar los libros de texto para adaptarse a la nueva ley educativa somos muchos los que no entendemos el porqué de seguir usando el libro de texto cuando existen numerosas alternativas en la red que nos permiten montar nuestros propios materiales. Además, para aquel docente que no quiera complicarse la vida, hay numerosísimo material licenciado bajo licencias libres que permite ser utilizado por cualquiera.
10 razones para elaborar un libro digitalizado para tus alumnos
Permíteme que me dirija a ti para, después de haber desembolsado cuatrocientos euros en la librería de la esquina, te transmita mi felicitación por ser tan considerado con las familias que, lamentablemente, tienen la desgracia de haber caído en tus manos.
Desde Argentina nos llega un excelente proyecto de biblioteca digital, con materiales gratuitos para los miembros de la comunidad educativa, que abarcan diferentes aspectos de la enseñanza (desde la posibilidad de encontrar libros de texto para las aulas hasta diferentes manuales que puedan ayudar a lidiar con esto de las TIC).
Liberdocs es una librería online con libros de texto bajo licencia Creative Commons, disponibles para estudiantes de Primaria, ESO y Bachillerato.
Del libro de texto a la clase 2.0 De lo más sencillo a lo más complejo. Ideas y recursos para el aula
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