En un relato de Kafka, en un cuadro de Dalí, o en una película de los hermanos Marx, nada es lo que parece. Tampoco en la Escuela. La disociación entre la legislación educativa en vigor, producto del espíritu de nuestro tiempo, y las prácticas reales que tienen lugar en las aulas —herederas del Zeitgeist decimonónico— es cada vez mayor.