La pasión de enseñar  | TIC & Educación | Scoop.it

EN BACHILLERATO, en matemáticas, fuimos los conejillos de Indias con los que se experimentó la llamada teoría de los conjuntos. Una novedad que los profesores trataban de explicar y nosotros de entender sin producirse ninguna feliz intersección. Hasta que apareció José Pérez; en confianza, Pepe Pérez. Explicaba con tal entusiasmo, resonancia y entonación que la teoría de conjuntos nos pareció una banda sonora de Massachusetts a la que había que aplaudir. Lo mismo ocurrió a la hora de situarnos ante el muro de las ecuaciones. Decían que era de Valencia, pero estábamos seguros de que había nacido ya con aquellos lentes gruesos y de efecto psicodélico en alguna incubadora espacial de la Vía Láctea.
Por lo demás, cuando se le terminaba la tiza o la palabra, parecía tan desvalido en este mundo que nosotros nos portábamos bien.