Tras las cosas tal como son hay también una promesa, la exigencia de cómo debieran ser, escribió Claudio Magris en Utopía y desencanto. La escuela que queremos es la escuela como debería ser. No la escuela que es ni la escuela que muchos se empeñan que sea. Es la escuela que nosotros queremos para nuestros hijos. Pero es también la escuela que podemos construir hoy, la escuela que en muchos casos ya estamos construyendo. Cada uno de nosotros desde nuestras aulas y desde nuestras responsabilidades y lugares de trabajo. Es más incluso, no es en realidad solo la escuela que queremos es también la escuela en la que creemos. Es nuestra escuela. Y, por tanto, es nuestra responsabilidad. Si la mejor manera de inventar el futuro es construirlo. Construyamos la escuela con la que soñamos. Construyamos la escuela para el mundo que queremos vivir.