Una de las grandes bazas de Gmail frente a otros proveedores de correo electrónico es la buena labor que hace a la hora de filtrar qué correos son dignos de aparecer en nuestro buzón y cuáles se van directos a spam, aunque no es infalible y todavía hay unos cuantos que se le resisten. ¿Consecuencia? Hay días en los que tengo la bandeja de entrada repleta de emails promocionales y otros mensajes irrelevantes para mí: tengo un truco para saber de dónde llegan esos mensajes a Gmail y así poder librarme de ellos.