Los códigos de barras son generados de modo tal que la «lectura directa» por parte de un ser humano no es una prioridad, sin embargo, eso no nos impide conocer su mecanismo exacto. El proceso toma pocos milisegundos para un ordenador, pero ese «¡beep!» casual representa a una importante cantidad de información que incluye país, nombre de compañía, producto, y una verificación final destinada a comprobar la correcta lectura del código.