Si viajas a Praga, es una visita obligada. El reloj astronómico de la ciudad es una de las principales atracciones turísticas detrás y no es para menos. Tiene una historia (y leyenda) fascinante que bien podría dar para una novela o una película. Fue puesto en marcha en 1410 por Jan Ruze y desde entonces ha estado marcando la hora durante 605 años.