En los materiales metálicos, el proceso de deterioro se llama oxidación y corrosión.
En los procesos de oxidación, los metales pasan de su estado elemental a formar iones positivos (cationes) por pérdida de electrones.
En este caso, los productos de la reacción quedan adheridos a la superficie del metal. En algunos casos, se forman películas protectoras que los aislan del agente corrosivo.
El caso más corriente es el ataque por oxígeno. En este caso, sobre el metal se forma una capa de óxido que, en algunos casos autoprotege al metal de una mayor oxidación.
En cuanto a la corrosión, esencialmente, el fenómeno consiste en una oxidación del metal en la que el óxido formado no es adherente y es poroso, pudiendo dar lugar a la destrucción de la estructura porque desaparece el material.