Los ordenadores antiguos estaban llenos de pequeños detalles muy peculiares, y que en algunos casos eran exclusivos del fabricante: El reloj LED que enseñaba la frecuencia, el botón «Turbo», las teclas especiales, y por supuesto, la cerradura. ¿Por qué era una buena idea poner cerraduras en los sistemas de antaño? Dependiendo de la aplicación, se buscaba impedir el ingreso de comandos, bloquear el acceso al interior de la PC, o evitar su encendido fuera de horario.