Hasta hace unos años, la ausencia de un lavavajillas significaba tener que lavar los platos a mano.
Pero este útil electrodoméstico no es un invento tan moderno como pensamos, de hecho, el origen del lavavajillas tiene más de 160 años.
La primera patente concedida para un aparato que lavaba los platos tiene fecha de 1850.
La patente dada a Joel Houghton trataba de una pequeña máquina construida de madera, que funcionaba con una manivela.