La Historia es mucho más que reyes y batallas. Es también la historia de los ingenieros que levantaron puentes, muros y catedrales; la historia de los gremios que crearon los más finos tejidos y los más vistoso colores; la historia de las fundiciones que convirtieron pequeños herreros en exquisitos maestros de orfebrería.
Pero esa historia tecnológica e industrial es mucho más volátil. Se pierde con mucha mayor facilidad y, de hecho, la estamos perdiendo pese a los esfuerzos para que esto no sea así. Algún día, dicen los expertos, nos preguntaremos dónde están las minas, las fábricas y los ordenadores que nos trajeron aquí. Pero ya habrán desaparecido.