En el capítulo anterior comenzamos a adentrarnos en el mundo del campo magnético de las manos de Oersted, Biot y Savart, concluyendo que los cables por los que circulaba una cierta intensidad generaban un campo magnético no conservativo que daba vueltas a su alrededor.
Poco después, André Ampère establecería la ley de la circulación del campo magnético, o ley de Ampère, con la cual indicó que la circulación del campo magnético a través de una curva cerrada es proporcional a la intensidad que atravesaba el interior de dicha curva a través de la constante magnética: