Las primeras calderas surgieron en el siglo XVIII durante la denominada “Revolución Industrial”. Para ese entonces, el inventor francés Denis Papin logró desarrollar una máquina de vapor, pero esta no funcionaba por mucho tiempo ya que funcionaba con vapor húmedo. Posteriormente, en el año 1776 el ingeniero británico James Watt, ideó una caldera de vapor que podía trabajar de forma continua.