La naturaleza es capaz de producir materiales de increíble resistencia, siendo la seda de araña uno de los ejemplos más célebres. En 2015, un grupo de científicos hizo un descubrimiento revolucionario en este campo, demostrando que las lapas tienen la mayor resistencia a la tracción de cualquier material biológico.
Inspirándose en ellas, se ha producido un biomaterial compuesto con una resistencia extrema, que podría proporcionar una alternativa más sostenible a los materiales de alto rendimiento como el Kevlar.