¿Tendrá alguna utilidad explicarle que los ateos creemos tanto en el amor como los cristianos?
La ignorancia no es digna de castigo per se. No puede serlo. En especial cuando es el resultado de la dificultad en el acceso al conocimiento.
Lo que sí en efecto puede ser, es altamente peligrosa. Sobre todo cuando quien la sufre es un personaje público que es visto, al menos por un grupo poblacional, como un legitimador.
Jesús Hernán Orjuela, conocido como el Padre Chucho, es el ejemplo perfecto del ignorante punible. Ese que se regodea en su analfabetismo mental, lo exhibe como si se tratase de un trofeo e infecta con el a quienes lo ven como guía.