(2019-10-04) Le escribo a propósito del artículo publicado en el diario de su dirección, publicado el pasado domingo 29 de septiembre de 2019 cuyo autor es Santiago Cervera y con el titulo de “Totalitarismo climático”.
Me sorprende que su diario dé cobertura a las afirmaciones en él vertidas cuando en otros periódicos de ámbito nacional e internacional (https://www.theguardian.com/environment/2019/may/17/why-the-guardian-is-changing-the-language-it-uses-about-the-environment) tienen cuidado en no caer en la doble trampa que el autor les ha tendido y cuando con ella (la trampa) el autor quiere justificar todas sus afirmaciones en dos, las podemos llamar, medio verdades: la primera intentar profundizar en la confusión semántica del propio Cambio Climático, sobre todo cuando se intenta tergiversar la realidad con respecto a qué significa Calentamiento Global. La segunda cuando se intenta razonar mostrando una supuesta realidad sobre las mejoras en protección ambiental en Navarra y en nuestro entorno próximo. Sobre todo cuando esas mejoras y el propio medio ambiente, están amenazados por el cambio climático local que pretende negar el mencionado autor.
(...) Es urgente actuar ya, todos, individual y colectivamente, adquiriendo compromisos y persiguiendo su cumplimiento. Y cuando antes iniciemos el cambio, mejor, esa llamada transición, que no es única sino que es preciso una transición tecnológica, que permita superar la dependencia tecnológica de combustibles fósiles;una transición energética que permita cambiar el modelo de producción de la energía necesaria para la sociedad;la transición económica que permita incorporar “procesos verdes” en el sistema productivo, financiero y contable;una transición climática que nos permita conocer y preparar nuestro entorno próximo a esos cambios;una transición social que permita las personas adaptarse a los cambios necesarios;una transición clutural que empieza por no tergiversar el mensaje científico;una transición justa para todos, incluso para el planeta y que no deje a nadie atrás. Porque recordemos, no, no hay planeta B para los humanos, que somos los que estamos en riesgo. El planeta A, o la Tierra, seguro que sigue p’alante, pero sin nosotros (navarros o no).