(2016/03/13) Aestas alturas del siglo XXI casi todos nos hemos comprado uno o varios teléfonos móviles. Tenemos una necesidad, comparamos dispositivos y precios y lo compramos. Aproximadamente a los pocos años el teléfono nos empezará a dar problemas, bien de espacio o bien de actualizaciones, por lo que tendremos que deshacernos del nuestro y comprar otro. El antiguo (que a lo mejor apenas tiene 3 años) va, seguramente, en el mejor de los casos, a un punto verde. Todo ello sigue la lógica, producir, adquirir y desechar, es decir, una economía lineal. Veamos qué pasa en la naturaleza. Los árboles crecen, cuando llega el otoño sus ramas quedarán despobladas de hojas y frutos o semillas, que caerán al suelo. Las hojas servirán de abono, y las semillas, o bien prosperan o bien acaban como sus compañeras las hojas. El llamado ciclo de la vida es circular. Los humanos somos lo únicos que hemos generado una economía lineal. El problema es que, según estadísticas del instituto Ellen Macarthur, si el planeta consumiera lo que consume Estados Unidos, necesitaríamos ahora mismo cuatro planetas como la tierra para poder almacenar tal cantidad de desechos.

A priori, la economía circular no aboga por consumir menos, sino por revolucionar los sistemas de producción, utilización y desecho. La economía circular se basa en diversas Rs a saber: Rediseñar, Reutilizar, Reparar y Reciclar.