(2017\06\01) Estamos en primavera, y una buena parte de la población urbana de Navarra tiene costumbre de acudir al medio rural los fines de semana. Allí realizan distintas actividades: pasear, recreo con barbacoas, montañismo, escalada, etcétera.


En general, se acude a zonas muy concretas cerca de la ciudad o el municipio, a los espacios naturales protegidos o a zonas recreativas en montes públicos, concentrándose en poco espacio muchas personas con sus equipamientos de fin de semana.

Sin embargo, tenemos que ser conscientes que nuestra forma de actuar en el campo, en el monte... es muy importante. Un uso inadecuado de estos lugares puede provocar notables impactos en el suelo, en la flora y la fauna. Los parajes sobrecargados de visitantes sufren de una degradación importante del paisaje, por el aplastamiento de la vegetación, pisoteo y destrucción del suelo, ahuyentamiento de la fauna y otras acciones por el estilo. Si a esto se añade la extraña costumbre de arrojar basuras, aunque cada vez se hace menos, no es de extrañar que muchos lugares estén tan degradados que casi no sirven para su fin original: el descanso y el contacto con la naturaleza