Ecoportal 7/08/2012

 

La corporación suiza Glencore, una de las mayores comerciantes de minerales, petróleo y granos a escala mundial, se ha buscado un adversario infrecuente: Bolivia. El pasado 22 de junio el Gobierno boliviano les nacionalizó la mina de zinc y estaño de Colquiri.

Sinchi Wayra, subsidiaria boliviana de Glencore, opera cinco minas en el país, en los departamentos de Oruro y Potosí. Colquiri es la mayor de las cinco y es la tercera operadora de Glencore en ser nacionalizada por Bolivia en los últimos cinco años. En 2007, el Gobierno tomó el control de una fundición de estaño de la compañía. Bolivia es el cuarto productor mundial de estaño.

Glencore es un verdadero gigante corporativo. Tiene 50 oficinas en 40 países en Europa, las Américas, la ex-Unión Soviética, Asia, Australia, África y el Oriente Medio. Según su página web, Glencore emplea sobre 58 mil personas en 33 países.

En mayo de 2011, Glencore comenzó a vender acciones en la bolsa de Londres, para lo cual se requiere que publique datos previamente confidenciales en un documento conocido como prospectus. Según el prospectus de la compañía, que tiene mil 637 páginas, Glencore controla sobre la mitad del comercio mundial de zinc y cobre, es una de las principales exportadoras de grano, con alrededor de 9% del mercado mundial, y maneja “3% del consumo petrolero global para clientes que van desde compañías estatales en Brasil y la India hasta multinacionales estadounidenses como ExxonMobil y Chevron”, reporta el periodista Ken Silverstein.

En sus negocios globales esta corporación tiende a valerse de intermediarios turbios y de reputación dudosa para ganarse la buena fe de gobiernos de países ricos en recursos naturales, como la República Democrática del Congo y Kazajstán. Glencore es dueña de la gigantesca corporación minera Prodeco, acusada de reprimir a sus trabajadores en Colombia con la ayuda de paramilitares.