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Cuando hablamos de felicidad y de sufrimiento, idealizamos el cielo o el infierno en nuestra mente, un lugar donde se nos administran dosis de placer o dolor que experimentamos en nuestro cuerpo.
Lo cierto es que la felicidad, como el sufrimiento, tiene muchas formas de interactuar, todas ellas tienen que ver con nuestra química cerebral.
Son los neurotransmisores que viajan a través de nuestro cerebro recorriendo nuestra maquina corporal, los encargados de producir diferentes efectos subjetivos conocidos con el nombre de felicidad o tristeza, estas moléculas están específicamente diseñadas para hacernos sentir bien o mal, la mayoría de las veces, la naturaleza utiliza las moléculas, aumentando o reduciendo los niveles de testosterona en ciertas zonas de nuestro cerebro.
Via MyKLogica
Interesantísimo este artículo de Eduardo Ortega Pérez sobre cómo actúa nuestra química cerebral en nuestros estados de ánimo y el tipo de "felicidad" o bienestar al que cada uno tendemos.
100% recomendable!
¡Ser feliz tiene su química!