Por eso, no está de más recordar que (más allá de memes y otras hierbas) es relativamente sencillo comprobar la veracidad de una imagen, saber si se publicó antes en algún medio online (cuándo y dónde), quién fue su autor, cómo se tomó, si formaba parte de una foto con otro encuadre, si se ha sufrido alguna variación respecto a la original. En definitiva: si es de fiar.
Via Gumersindo Fernández