El nacimiento de la llamada era de la posverdad y el nuevo entorno digital de las redes sociales han sido acompañados por la multiplicación de comunicadores de todo tipo que se presentan como «periodistas ciudadanos». Este hecho coloca dos preguntas en primer plano: ¿qué distingue al periodismo profesional? ¿Y quién merece ser llamado periodista? Este texto intenta responder estas dos preguntas desde la perspectiva de la formación académica que los futuros periodistas deben adquirir, enfatizando los principios éticos básicos del periodismo y la necesidad de avanzar en una política de rendición de cuentas ante la opinión pública.
Análisi. Número 62 (Junio de 2020)