Fake news, algoritmos y burbujas informativas  | Comunicación en la era digital | Scoop.it

Siempre ha habido manipulación informativa y noticias falsas, pero en un entorno de canales de comunicación limitados,  profesionalmente organizados y con sistemas de contrapeso institucionalizados, la detección de las falsedades era  potencialmente alta y en su caso penalizadas de acuerdo con las reglas de la responsabilidad editorial. Esto ha cambiado  radicalmente en el entorno de la sociedad red, en la que una multitud de actores generan contenidos para una infinidad de canales de distribución, de dominio público o privado, no sometidos a reglas de responsabilidad editorial y sin el filtro de las convenciones profesionales institucionalizadas, lo que hace muy difícil detectar y bloquear las noticias falsas.  Para gestionar la abundancia de contenidos disponibles, las grandes plataformas y las redes sociales utilizan algoritmos de selección para proponer a cada individuo una selección de contenidos que cuadran con sus preferencias, deducidas por el algoritmo a partir de la huella digital de la persona usuaria. Esta práctica crea auténticas burbujas informativas pobladas por personas afines ideológicamente. La noticia falsa se construye con forma verosímil en un medio en línea de apariencia también verosímil, se inyecta en las correspondientes burbujas informativas de las redes sociales, que mediante la aplicación de los algoritmos viralizan rápidamente la distribución de la noticia falsa a todas las burbujas que tienen una comunidad de intereses similares a la orientación de la falsedad, a menudo sirviéndose de bots para multiplicar la efectividad de la viralización. El éxito máximo de las noticias falsas se registra cuando trascienden las burbujas informativas afines y, especialmente, cuando los medios tradicionales las recogen y las difunden, convirtiéndose en altavoces y, lo que es más grave, dando una pátina de veracidad que deriva de su condición de medios de información