Astrofísica y Física: La tablet del Apolo XI | Ciencia-Física | Scoop.it
El otro día escuché a una persona maldecir su ordenador. Achacaba su lentitud para realizar una tarea a la escasa memoria que, según él, tenía el ordenador. Un gigabyte (un "giga") [1]. Durante las últimas décadas los ordenadores han crecido de modo imparable en prestaciones a la vez que reducido su tamaño (te puede interesar investigar sobre la ley de Moore -ver referencias al final-). Se han convertido en una parte más de muchos de nosotros (incluso podríamos decir que nos tienen esclavizados). La mayoría de hogares tienen uno, con acceso a Internet. Tienes un problema, no pasa nada, www.google.es y todo arreglado. Incluso el teléfono móvil, cuyo objetivo era la comunicación oral entre nosotros, se ha convertido en un potente centro de datos que nos permite acceder a infinidad de recursos cuando lo deseamos.
Y asociado con toda esta revolución en la forma de comunicarnos está el incremento de los recursos hardware [2] solicitados por el software. El software quiere más, y más, y más... espacio de almacenamiento para datos, memoria, velocidad de procesador... Actualmente si nos ofrecen un ordenador con un gigabyte de memoria, pensaríamos que nos están estafando. Sin embargo, viajemos un poco en e