Frente a los intentos de la Conferencia Episcopal por capitalizar una vuelta a la fe gracias a 'Lux' o 'Los Domingos', los datos sostienen que 6 de cada diez jóvenes se declaran "sin religión" y que la vuelta a la espiritualidad tiene más adeptos en el yoga o la meditación que en las iglesias...
El tofet era un recinto sagrado que normalmente se encontraba fuera de las ciudades donde se realizaban sacrificios y enterramientos, especialmente de niños pequeños...
A todos nos maravilla mirar al cielo durante una noche despejada, todos lo hemos hecho en algún momento, salir a la calle o subirnos a la azotea y ver hacia las estrellas, es, sin duda, un espectáculo maravilloso y a todos nos deja maravillados y con dolor de nuca. Ahora, con las nuevas aplicaciones para el celular, podemos incluso distinguir planetas, estrellas, galaxias, nebulosas y demás objetos celestes. Nuestra curiosidad innata hace que nos lleguen a la mente infinidad de preguntas: ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Cuánto tiempo tendrá este mundo? ¿Habrá vida en los confines del Universo? Y por nuestra ignorancia en estos temas casi siempre damos respuestas poco razonables sobre todo lo que no conocemos de este universo en el que habitamos. Esto es normal y entendible. Afortunadamente con el paso del tiempo el ser humano ha estudiado y ha aprendido a entender la naturaleza que lo rodea y también ha encontrado, no sin una gran dosis de sangre, sudor y lágrimas, muchas de las respuestas; y a veces estas respuestas son totalmente contrarias a lo que habíamos asegurado anteriormente; esta lucha entre evidencia y creencia hace que muchas personas se nieguen a cambiar de opinión a pesar de las abrumadoras evidencias que continuamente vamos descubriendo, repito, esto es totalmente natural. Un ejemplo clásico de esta continua lucha entre creencia y evidencia es “la edad del Universo”. Hay dos opciones claramente incompatibles, las evidencias que nos ofrece la ciencia moderna y las disparatadas aseveraciones del religioso basadas en la Biblia. Veamos que nos sugieren estas dos formas de pensamiento.
En el mes de agosto de 1944, nosotros, internados cinco meses antes, nos contábamos ya entre los veteranos.Como tales, nosotros, los del Kommando 98, no nos...
Aunque usamos el cero todos los días, nuestro calendario lo ignora por completo. Entre el 1 a.C. y el 1 d.C. no hay hueco alguno: la historia decidió saltarse el año cero. ¿Por qué le tuvimos tanto miedo al vacío?
De entre el variado repertorio de comportamientos animales que nos muestran los documentales y los vídeos de YouTube uno de los más entrañables es sin duda...
Marruecos condenó este miércoles a dos años y medio de prisión a la activista feminista marroquí Ibtissam Lachgar, conocida como “Betty”, por el delito de...
Getting your Trinity Audio player ready... La imagen global del budismo sigue siendo la de una filosofía de paz, compasión y desapego, pero en buena parte del sur y sudeste asiático esa tradición está siendo instrumentalizada para fines nacionalistas. En países como Myanmar y Sri Lanka, y en menor medida Tailandia o Camboya, sectores de monjes y laicos han convertido el discurso budista en arma identitaria contra minorías, especialmente musulmanas, bajo la premisa de que “defender la religión” justifica postergar el ideal de nirvana frente a la lucha política.nytimes+1? De la no violencia al nacionalismo militante Investigaciones sobre budismo y violencia muestran que, aunque sus textos centrales no legitiman la guerra santa al estilo de otras religiones, la historia de Asia registra múltiples momentos en los que reyes, monjes y laicos han reinterpretado el dharma para legitimar la fuerza “defensiva” del Estado. En el contexto contemporáneo, esa reinterpretación adopta la forma de “nacionalismo budista”: se presenta a la mayoría budista como víctima potencial de invasión o reemplazo demográfico por minorías, y se sacraliza la defensa de la nación como deber religioso.academic.oup+2? El resultado es una paradoja: monjes que recitan discursos de compasión por la mañana participan por la tarde en mítines donde se incita al boicot económico, la discriminación legal o incluso la violencia directa contra otras comunidades.theconversation+1? Myanmar: monjes en la vanguardia del odio Myanmar es el ejemplo más visible. Movimientos como 969 y MaBaTha, liderados por monjes como Ashin Wirathu, han difundido durante años la idea de que la minoría musulmana —en particular los rohinyá— representa una amenaza existencial para el “carácter budista” del país. A través de sermones, carteles y redes sociales, estos grupos promovieron leyes contra matrimonios mixtos y restricciones a la natalidad de musulmanes, y justificaron la campaña de limpieza étnica que desde 2017 expulsó a más de 700000 rohinyás hacia Bangladesh.abc+2? Antropólogos que estudian el budismo birmano subrayan el papel de monjes extremadamente influyentes —como Sitagu Sayadaw— cuyos discursos, incluso cuando no llaman explícitamente a la violencia, deshumanizan a los musulmanes y confieren legitimidad religiosa al ejército. Esa autoridad espiritual, sumada al nacionalismo militar, ha sido central para que gran parte de la población vea las operaciones contra los rohinyás como defensa patriótica y no como atrocidades.nytimes? Sri Lanka: del fin de la guerra civil al enemigo musulmán En Sri Lanka, tras el fin de la guerra civil contra los Tigres Tamiles, sectores nacionalistas budistas redirigieron su foco contra la minoría musulmana, menos del 10% de la población. Organizaciones como Bodu Bala Sena (“Ejército del Poder Budista”) han encabezado campañas contra comercios halal, mezquitas y líderes musulmanes, acusándolos de conspirar para islamizar la isla.wagingnonviolence+2? Tras los atentados yihadistas de Pascua de 2019, que mataron a más de 250 personas, esos grupos se presentaron como visionarios que “ya habían advertido” del peligro islámico y presionaron para la dimisión en bloque de ministros musulmanes. Los disturbios posteriores incluyeron ataques a casas y negocios y, de nuevo, una narrativa donde la “defensa del budismo” se antepone a cualquier ideal de no violencia.nytimes? Factores que alimentan el extremismo budista Los analistas coinciden en que no se trata de un fenómeno “típicamente budista”, sino de una convergencia de factores que podría darse en otras tradiciones: Estados que se definen constitucionalmente como budistas o privilegian la religión mayoritaria. Herencias coloniales y conflictos civiles que han dejado identidades profundamente heridas y sospechas entre comunidades.digitalcommons.du? El uso estratégico de monjes carismáticos por parte de élites políticas que buscan legitimidad y movilización callejera.theconversation+1? Miedo a la globalización y al islamismo radical, que se proyecta sobre minorías locales aunque su peso real sea mínimo.wagingnonviolence? Todo ello opera sobre una base cultural donde el budismo se asocia a la identidad nacional (“ser birmano/singalés es ser budista”), de modo que la crítica al nacionalismo se percibe como ataque a la fe. ¿En qué se aparta del budismo clásico? Estudios sobre ética budista recuerdan que los textos canónicos condenan el daño intencional y subrayan la interdependencia de todos los seres, pero también contienen pasajes que pueden ser reinterpretados para legitimar la protección de la “comunidad justa” o del orden establecido. Los extremistas enfatizan estos últimos, minimizando la centralidad del sufrimiento universal y el desapego del ego.wikipedia+1? El eslogan implícito de muchos nacionalistas budistas sería: “primero defendamos nuestra nación y nuestra fe, la liberación espiritual puede esperar”. Esa inversión de prioridades transforma un camino interior en un proyecto político excluyente. Respuestas internas y desafíos No todo el budismo se alinea con estas derivas. En Myanmar, Sri Lanka y otros países hay redes de monjes y laicos que impulsan iniciativas de diálogo interreligioso, denuncian la instrumentalización de la fe y reivindican una lectura no violenta del dharma. Sin embargo, suelen tener menos acceso a recursos, visibilidad mediática y apoyo estatal que los sectores nacionalistas.digitalcommons.du+1? Para revertir la tendencia, los especialistas en paz y religión señalan varios frentes: Reformas legales que separen claramente religión y Estado y protejan a las minorías. Educación crítica que distinga enseñanzas espirituales de propaganda nacionalista. Apoyo internacional a voces budistas que trabajan por la reconciliación. Reconocimiento de agravios históricos reales (violencia yihadista, desigualdades) sin convertirlos en licencia para castigar colectivamente a comunidades enteras.digitalcommons.du+1? La “peligrosa subida del extremismo budista” no refuta que el budismo contenga un potente mensaje de compasión; muestra, más bien, que ninguna tradición está a salvo de ser usada como herramienta de poder. Entender cómo y por qué se ha armado el budismo en partes de Asia es esencial para desactivar esa alianza tóxica entre fe e identidad nacional antes de que deje daños irreversibles.
Getting your Trinity Audio player ready... La islamofobia en Europa Occidental se presenta hoy más como un fenómeno ligado a actitudes políticas nativistas y autoritarias que a la práctica religiosa cristiana tradicional. Un estudio reciente de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (JGU) revela que los prejuicios contra musulmanes están fuertemente relacionados con sentimientos nacionalistas excluyentes y apoyo a regímenes autoritarios, mientras que la religiosidad cristiana individual posee una conexión prácticamente nula con tales prejuicios. Este hallazgo desafía la creencia común de que la islamofobia se origina por convicciones religiosas cristianas. Según el profesor Kai Arzheimer, líder de la investigación, los partidos de extrema derecha en Europa occidental han adoptado una estrategia llamada «cristianismo político» o «christianism», que utiliza la identidad cristiana como símbolo cultural para defender una supuesta «civilización occidental» frente a una amenaza islámica. Sin embargo, este uso político no refleja un compromiso real con la religiosidad, sino que es un instrumento para movilizar a votantes nacionalistas y antiinmigrantes. El estudio se basó en datos de cerca de 75000 personas de países como Reino Unido, Francia, Alemania y Países Bajos, y excluyó a individuos de religiones no cristianas para aislar el efecto de la religiosidad en las actitudes hacia los musulmanes. Los resultados indican que el nativismo —la percepción del inmigrante como una amenaza cultural o económica— y el autoritarismo de derecha —el apoyo a normas tradicionales y medidas punitivas— explican mucho mejor la islamofobia que la devoción religiosa. Un dato crucial es que algunos partidos políticos de extrema derecha, entre ellos Vox en España y formaciones similares en Francia o Hungría, explotan el cristianismo como una identidad cultural excluyente para fundamentar sus discursos de rechazo a la comunidad islámica, sin basado en hechos religiosos genuinos. Esta «normalización» de la islamofobia como parte de una agenda nacionalista excluye el diálogo real y perpetúa la discriminación estructural y social. Este fenómeno difiere significativamente del contexto estadounidense, donde ciertos grupos religiosos sí correlacionan con actitudes racistas y antimusulmanas, pero en Europa occidental esta vinculación religiosa es casi inexistente. El uso político del cristianismo es más bien un disfraz para movilizar sentimientos populistas, reflejando un giro hacia el populismo civílico que no necesariamente se basa en fundamentos religiosos profundos. La investigación plantea retos importantes para la convivencia y la integración en sociedades cada vez más diversas, subrayando la necesidad de diferenciar entre verdadera religiosidad y el uso instrumental de símbolos culturales para justificar prejuicios y políticas excluyentes. Además, destaca que la lucha contra la islamofobia debe abordar las raíces políticas y sociales del fenómeno, no sólo sus manifestaciones religiosas aparentes. En conclusión, la islamofobia en Europa occidental es un problema complejo que involucra mucho más que la religión. Se alimenta de ideologías excluyentes y autoritarias que emplean la cristianidad como bandera cultural más que espiritual, dificultando un enfoque efectivo que promueva la inclusión y el respeto a los derechos humanos en sociedades plurales.
Mark Hoffman falsificó poemas, cartas y biblias mormonas con tal perfección que hasta Emily Dickinson tuvo un verso apócrifo a su nombre. Su historia —bombas incluidas— le robó el alma al falsificador y dio a Simon Worrall el material para La poeta y el asesino.
cristianismo y por supuesto los Testigos de Jehová, es esa nefasta costumbre, esa premisa implícita y obligatoria de andar por ahí queriendo convertir a personas a su religión. De todos es conocido como, en el pasado, el cristianismo utilizó los métodos más terribles y despiadados para “persuadir” a quienes no pertenecían a su religión para que, amablemente y por decisión propia, se cambiaran a ella. Desde momentos tan tiernos como lo fueron las cruzadas, hasta las caricias que le hacían a los habitantes de América en la evangelización, los métodos de “conversión voluntaria” estaban siempre acompañados de una gran dosis de violencia, sangre y muerte. Con el paso de los años, y ante la mala publicidad que provoca eso de andar eliminando a quienes no quieran arrodillarse ante el mismo dios al que ellos se arrodillaban, han cambiado sus tácticas y métodos siendo estos sustituidos por otros más modernos y, efectivamente, más eficaces: Por poner solo unos ejemplos tenemos a la predicación, usando los medios de comunicación masivos, discursos en público, y siempre la efectiva táctica de amenazar con infiernos y torturas eternas, además de regalar folletos informativos, y como en el caso de los Testigos de Jehová, molestando a la gente en sus propias casas, tocando a la puerta muy temprano y generalmente los domingos. No pueden faltar en esta lista los famosos conciertos de música cristiana, la invasión indiscriminada de las redes sociales y otras formas no menos molestas para “acarrearse adeptos”. Hay que reconocerles una cosa, todos estos métodos han sido efectivos y económicamente rentables, dándoles magníficos resultados. Pero hay un grupito de personas que son muy tercas y no se dejan convencer tan fácilmente con esas absurdas historias de dioses invisibles, asesinos, de judíos voladores resucitados, burras parlanchinas, de soles detenidos en el cielo y muchas estupideces más igual de disparatadas y jaladas de los pelos. Estas rebeldes personas, de las que estoy hablando, y entre las cuales me incluyo, somos nosotros los Ateos. Ante todo este homenaje al primitivismo más anticuado que nos presenta la Biblia, ante todas las acciones reprobables que han realizado las religiones en nombre de dios, como lo son las siempre simpáticas masacres, los nunca menos divertidos asesinatos y las tiernos millones de muertos, ante toda esa difusión de irracionalidad y por supuesto su errada comprensión de la naturaleza, los Ateos hemos dicho siempre: ¡NO! Siempre la realidad, la racionalidad, el análisis, la congruencia y la coherencia serán mil veces mejores que lo arcaico, lo fantasioso, lo absurdo y lo divino. Y es por eso que el ateísmo viene creciendo cada día más entre los países civilizados del mundo. La tendencia es irreversible. Ojalá esta tendencia se mantenga y aumente hasta que llegue, por fin, la sensatez a todas las partes del mundo. Y claro, todo lo que esté relacionado con la realidad y el ser razonable será un peligro para las religiones y su intento de “convertir” a más personas. Y de esta premisa parte la esencia de este video en particular y del canal en general.
Un cofre de bronce con forma de templo romano ha sido hallado intacto en Rumanía: su diseño y propósito están reescribiendo lo que sabíamos sobre la vida religiosa en la provincia de Dacia.
La investigación en ciencias sociales es como resolver un misterio. Empiezas con una observación curiosa y vas desenredando el ovillo hasta acercarte, que no encontrar, una explicación.Un buen ejemplo de este proceso detectivesco lo encontramos en un trabajo de Julia Cagé, Moritz Hengel y Yuchen ...
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