Si se acepta que los dos componentes principales de la evaluación de las políticas públicas son su contribución a la comprensión de la acción pública y su rol de anclaje para el impulso de una democracia más participativa, se comprende que la evaluación movilice la capacidad crítica frente a las acciones de gobierno, pero con la exigencia democrática de rodear de las máximas garantías cualquier juicio sobre una acción.
El énfasis metodológico propio de la evaluación es la diferencia con otros instrumentos de información y valoración de los que se sirven los decisores públicos. Lo relevante de la evaluación es construir sus juicios apoyándose en una metodología que ofrezca las mayores garantías de credibilidad.
Precisamente por ello, todo el proceso va encaminado a satisfacer las necesidades informativas garantizando la fiabilidad de los datos, la solidez de los análisis, la credibilidad de los hallazgos, la validez de las conclusiones y la utilidad de sus recomendaciones, así como cualquier otra cuestión de calidad técnica y metodológica que reflejarán sus informes. Para ello se auxilia en la caja de herramienta de las ciencias sociales, pero, también, cada vez más, en la de campos como la planificación estratégica y la gestión pública.
Desde la Universidad Autónoma Metropolitana de México, presentan esta obra con objeto de exponer, reflexionar y valorar los avances logrados en los últimos años en torno de los desafíos en algunos países latinoamericanos (Chile, Perú, Colombia y sobre todo México). en relación a la evaluación de políticas públicas.
Su finalidad es contribuir al debate académico, mediante el intercambio de experiencias, su análisis y la realización de propuestas que ayuden a mejorar las actividades de evaluación e, indirectamente, la reformulación de las acciones públicas.