Llega diciembre y toca sacar la caja con la decoración navideña: el árbol, las bolas, el belén, las figuritas y, por supuesto, el amasijo de luces. Cuando llega este momento lo más típico es maldecir a nuestro yo del pasado y preguntarnos por qué no le dedicaríamos más tiempo a ordenar correctamente todas las tiras, bombillas y cables de colores. Pero… ¿tiene la ciencia algo que decir sobre esto? ¿Hay algo que explique por qué siempre aparecen enredadas las luces de Navidad de un año para otro? ¿Existe alguna relación entre este fenómeno y que también se enreden los cables de los auriculares en el bolsillo? Os contamos lo que sabemos.